Un proceso como el que, por ejemplo, está ocurriendo en El Salvador, donde recientemente el presidente Nayib Bukele logró la aprobación de una ley que exige un permiso del Estado para que entidades no gubernamentales –entre ellas, muchas organizaciones de derechos humanos– y medios de comunicación independientes puedan operar en el país. Un ciudadano que apoye este tipo de actitudes, lejos de ser el patriota que cree ser, es alguien que, por intereses personales, está dispuesto a despreciar los valores liberales –esos que están detrás del progreso y la estabilidad de la sociedad occidental– a cambio de soluciones falsas. Hoy es cada vez más común que nos conozcan, sí, pero por muchas razones negativas: por ser un lugar caro, por el aumento de las diferencias sociales, por el bajo precio en el que se consigue la droga y por la creciente cantidad de homicidios.
Author: Sebastián Casas Zúñiga
Published at: 2025-06-02 17:00:00
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