“No creo que fuera un proceso diseñado en los despachos del poder (...) Se vivió en los bares y las iglesias, las aulas y los cuarteles, las camas y las cárceles, los talleres de arte y los mecánicos, las salas de billar, las de banderas, los clubes de montaña, los de fútbol, los cines, las librerías…”, afirma. Aclarado el papel de la violencia en la lucha por las libertades, los dirigentes de la izquierda radical –además de Del Río, Nazario Aguado, Pina López Gay (PTE), José Sanroma camarada Intxausti y Manuel Guedan (ORT) o Jaime Pastor y Miguel Romero (LCR), entre otros–, formaban parte de la Platajunta, como se conoció popularmente al organismo que fusionó a mediados de 1976 la Junta Democrática, liderada por el PCE y la Plataforma de Convergencia Democrática, encabezada por el PSOE. Las urnas no reconocieron su esfuerzo, el proceso hasta la aprobación de la Constitución les dejó de lado (en el referéndum las líneas rojas por las que defendieron la abstención fueron la República y el Estado Federal) y comenzó una deriva por desgracia habitual en la izquierda: la falta de autocrítica y la imposibilidad de fusionarse.
Author: Mercedes Jansa
Published at: 2025-11-26 21:37:19
Still want to read the full version? Full article