No hablamos de esos centros urbanos abarrotados que asociamos a megalópolis futuristas, neones nocturnos y pasos de cebra por los que cruzan a diario millones de personas, sino de esas zonas residenciales de la periferia donde a determinadas horas se nos aparece un barrio desierto como rutina. Atrás quedaron los días en los que su cabeza de plástico asomaba por encima de los cines de la Toho y los turistas sacaban fotos a su estatua en la Hibiya Godzilla Square. Las camisetas, los muñecos y los posters en los que la bestia hace surf en la gran ola de Kanagawa se venden por millares y ahora los turistas pueden compaginar sus compras en Akihabara con las apariciones de Godzilla.
Author: Jot Down
Published at: 2025-08-30 15:50:09
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