El plan de Surovikin buscaba convertir la electricidad, el calor y el transporte en «centros de gravedad» para forzar costes estratégicos, es decir, quebrar la vida civil y la moral: golpear la red eléctrica y de calefacción en plena temporada fría para hacer invivibles las ciudades y erosionar el apoyo social a la guerra. En ese mismo sentido está la petición de Kiev a Washington para que le venda (a través de sus aliados europeos) los poderosos misiles Tomahawk, capaces de alcanzar más de 2.000 kilómetros de distancia. «Entendemos que hay que esperar, quizás, declaraciones más claras, si las hubiera», dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, que agregó que el presidente ruso, Vladimir Putin, ya había señalado hace unos días que el posible suministro de los Tomahawk a Ucrania supondría una escalada en las relaciones entre Moscú y Washington.
Author: Alberto Rojas
Published at: 2025-10-07 20:41:41
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