Por un lado, el recorte de gastos federales, encargada al DOGE de Elon Musk, con el que trata de aportar una dosis de disciplina fiscal a un déficit del 7,4% y una deuda de 36,4 billones de dólares para no tener que tocar la billonaria partida de Defensa y, por otro, abordar lo antes posible otra doble rebaja impositiva a rentas personales y beneficios empresariales que mermarían aún más las debilitadas arcas del Tesoro americano, que ya sufrieron los daños colaterales de su baja recaudación por los recortes tributarios que Trump impuso en 2017 –y que aún están en vigor– al activar los estímulos fiscales durante la Gran Pandemia. Nada más llegar de un mitin en Michigan –quizás el más emblemático de los nueve estados que conforman el Rust Belt o el Cinturón del Óxido de la América industrial– previo a la convocatoria de empresarios en la Casa Blanca para tal efeméride, proclamó a los cuatro vientos que su gobierno había asegurado más de 5 billones de dólares –más que el PIB de Alemania, el tercero del mundo– en capitales dentro del territorio estadounidense y más de 451.000 nuevos puestos de trabajo en sus tres meses de gracia. Sus ejecutivos son los más proclives a asumir la tesis de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, de que, con Trump, “se ha conseguido en 100 días más inversiones para EEUU que en 4 años de Joe Biden” y a aceptar que Invertir en América, el retocado lema esbozado para la ocasión, es una estrategia encaminada a hacer despegar a las fábricas del país.
Author: Ignacio J. Domingo
Published at: 2025-05-03 19:49:27
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