Dos ilustres predecesores son Isaiah Berlin y el propio Mill, uno por su aritméticamente engañosa distinción entre libertad negativa y positiva, o "libertad de" y "libertad para"; y el otro por el análogamente confuso "other regarding principle (principio centrado en uno mismo)", o la idea de que debemos ser libres salvo que nuestra conducta pueda perjudicar los intereses de otro. Como "la verdadera libertad no es tanto la libertad de como la libertad para", entonces concluye demonizando a la derecha, el mercado, y las empresas multinacionales, aplaudiendo a la izquierda, y defendiendo la masiva intervención del Estado en los servicios públicos, y la subida de impuestos sobre los infames ricos; culpa de las crisis al mercado y apunta que la solución es aumentar el tipo marginal del IRPF al 75 % -esto ya se hizo antes; como le gusta la música le recomiendo Taxman, de The Beatles, el famoso tema de George Harrison-. Como es natural, el autodenominado progresismo lo secunda con entusiasmo en su relativización de la propiedad privada, su recelo frente a la prensa y las redes sociales, su asimilación de todo lo que no sea de izquierdas con el fascismo, y su cálida fantasía sobre la gratuidad de los bienes esenciales, porque "logramos ser libres no rechazando el Estado, sino propiciando la libertad como guía de un Estado bueno".
Author: Carlos Rodríguez Braun
Published at: 2025-08-20 22:56:13
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