Imaginen que, de pronto, Jesús decide volver a ser Verbo –romano se entiende, en Palestina no duraría nada–, gracias a su naturaleza divina y, camuflado –él puede–, se mezcla con la multitud que asiste al funeral de su vicario en la Tierra. Cuentan las crónicas azucaradas que los jefes de Estado se dieron la paz en la misa y se hacen eco de la torpeza de los que eran de otros credos, no habituados a la liturgia romana. cómo que darse torpemente la paz los señores de la guerra, los traficantes públicos de armas de guerra, los genocidas, los violentos.
Author: Javier Aroca
Published at: 2025-04-27 20:20:04
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