En cambio, el titular de la Corona camboyana es apenas un pájaro enjaulado en el Palacio Real de Phnom Penh, al que se tacha de haber sido un mero títere en manos de Hun Sen, el hombre fuerte que ha gobernado con puño de hierro Camboya durante tres décadas, y que hoy sigue haciéndolo a la sombra mientras formalmente su hijo Hun Manet ostenta la jefatura del Gobierno. En Tailandia, desde los años 30 del siglo pasado, la Corona, naturalmente un actor intocable, ha sido el pegamento social que ha asegurado la unidad y continuidad de la nación, sin verse afectada en lo más mínimo pese a la legitimidad que ha otorgado a los sucesivos regímenes en un país donde se han sucedido incontables golpes de Estado y la casta militar ha tomado el poder en un sinfín de ocasiones. En varios medios de este país se consideró un insulto nacional que para la visita oficial a la provincia de Ratanakiri que protagonizó la princesa Maha Chakri Sirindhorn -hija de Bhumibol a la que muchos en Tailandia veían como su sucesora idónea- se construyera una formidable instalación con un cuarto de baño asombroso que costó la friolera de 40.000 dólares.
Author: Eduardo Álvarez
Published at: 2025-07-26 22:02:17
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