Realizado en los primeros años de la Primera Guerra Mundial, el retrato, con su prismática exaltación de Elisabeth Lederer —hija de August y Serena Lederer, una de las familias judías más ricas de Viena—, puede interpretarse como el último suspiro glorioso de la Edad de Oro de la que surgió. A primera vista, la elaborada variedad de motivos engañosamente ornamentales de influencia asiática —que rodean a la joven en un deslumbrante escenario atemporal de azul celestial— y la calma implosiva de sus ojos oscuros nos transportan lejos de la acelerada agitación de la historia europea, trascendiendo el tiempo y el espacio. Si nos alejamos del estrecho encuadre de las sutiles formas que definen la textura de las exquisitas prendas que Klimt tejió para ella, el físico de la joven parece reflejar de forma surrealista las proporciones de una mariposa (un motivo recurrente en el arte de Klimt) que acaba de liberarse de su crisálida de seda.
Author: https://www.facebook.com/bbcnews
Published at: 2025-11-19 19:18:27
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