Pero puede decirse que los relojes se sincronizaron en los años 50 del pasado siglo, cuando en los lustros finales de la autarquía franquista coincidieron tres hitos: la creación de la empresa pública Ensidesa (1950), para instalar en Avilés la mayor siderúrgica del país; la implantación en Valladolid de la primera fábrica española de automóviles de la francesa Renault (1953), y la llegada de la también gala Citröen a la Zona Franca de Vigo (1958). Cerca de ahí se han movido en el último lustro Asturias, Galicia y Castilla y León, que, con el 12% de la población nacional, suman el 20% o más de bastantes elementos de la industria española: el 20% del negocio agroalimentario (con liderazgo castellanoleonés, según la Encuesta Estructural de Empresas del INE); el 22% de la metalurgia y primera transformación de metales (con el acero y el zinc de Asturias al frente); el 28% de la fabricación de vehículos y sus componentes (a medias entre Galicia y Castilla y León), y el 21% de la producción energética (las tres comunidades han sido históricamente excedentarias de electricidad, aunque Asturias ha perdido últimamente esa condición). Los números dejan ver la potencia de la automoción del noroeste -formada por esas fábricas, más la de furgonetas de Iveco en Ávila y una gran red de proveedores de componentes, en total 40.000 empleos- y dan pie asimismo a comentar la dimensión de la siderurgia integral asturiana, la única de España: las instalaciones de ArcelorMittal (7.000 empleos, incluidos subcontratas) produjeron en 2024 algo más de 3,5 millones de toneladas de acero.
Author: Luis Gancedo
Published at: 2025-04-05 20:26:31
Still want to read the full version? Full article