Durante la adolescencia –nuestra zambullida hormonal en el melodrama y el malditismo–, aprendemos a temer la burla ajena por encima de todas las cosas, y nos adentramos en la edad adulta demasiado serios y envarados. Desde el flirteo hasta el sexo, es saludable tomarse con humor los tropiezos, las torpezas, las lorzas, el miedo, la aceleración incontrolada, los estragos del cansancio, los ruidos intempestivos y las explosiones del cuerpo, las acrobacias fallidas, la desincronización o el hilillo de saliva que resbala justo cuando tu pareja te mira dormir. Las hilarantes Armas al hombro, de Chaplin; Ser o no ser, de Lubitsch; o La vida es bella, de Benigni, retratan a protagonistas patosos y desvalidos que con sus torpezas desvelan el absurdo de la violencia.
Author: La Tercera
Published at: 2025-06-01 16:57:21
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