La primera aparición conocida de la expresión se encuentra en Asinaria, obra del poeta romano Tito Maccio Plauto del siglo II a. C. Allí, el autor escribió “Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit”, que se traduce como “El hombre es un lobo para el hombre, y no un hombre, cuando no conoce quién es el otro”. Siglos más tarde, el filósofo inglés Thomas Hobbes retomó la idea en su obra De Cive (1642), donde escribió: “Para hablar imparcialmente, estos dos dichos son muy verdaderos: que el hombre es una especie de Dios para el hombre y que el hombre es un auténtico lobo para el hombre”. “Dado el egoísmo natural de los seres humanos, la vida en el estado de naturaleza es insoportable y los futuros ciudadanos se ven obligados a hipotecar toda su libertad a cambio de garantizarse su seguridad”, señaló Jiménez sobre el pensamiento hobbesiano.
Author: LA NACION
Published at: 2025-11-19 21:00:46
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