Las familias se pelean amistosamente, o no tanto, con sus vecinos por el regalo que lanzan desde el camión del Credit Lyonnais o de Leclerc; se forman filas detrás de la furgoneta de L'Equipe y Le Parisien, que fuera de la capital se llama Aujord'hui, para comprar el kit oficial con el periódico, la gorra, la camiseta y el bidón. Soplan vientos del sur, cálidos pero traicioneros, a más de 25 kilómetros por hora, y el pelotón anda con las orejas tiesas, pero el pobre Lenny ha quedado tocado con el primer aviso, y en cada acelerón, en cada látigo del grupo, se queda descolgado y circula primero entre coches, después con la sombra fúnebre de la Voiture Balay, el coche escoba, que le persigue lentamente hasta la meta, donde llega nueve minutos después que el ganador Philipsen. Todos, salvo O'Connor y Van den Berg, que se cayeron a cuatro kilómetros de la meta pero recibieron el mismo tiempo que los otros, se presentaron en la recta final en Lille, en la que el trabajo colectivo del Alpecin permitió que Jasper Philipsen culminara el trabajo colectivo y relegara a dos bicicletas de diferencia a Girmay, que acabó segundo.
Author: JON RIVAS
Published at: 2025-07-05 18:19:00
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