Como se sabe, la humanidad estuvo a un tris de desaparecer aquel día por un error de una computadora del Comando de Defensa Aeroespacial de EEUU (NORAD, por sus siglas en inglés) y, aunque la chapuza se recuerde más por la película Juegos de Guerra –y el sinfín de películas que alimentó, empezando por la saga de Terminator–, lo cierto es que nos salvamos de milagro. Dudo que alguien tuviera sentido del humor y se acordara de cierto poema de Charles Tomlinson –de nombre similar– donde se narra la bárbara invasión de un ejército de osos que acaban abatidos por los carabinieri; más que nada, porque los osos no eran rusos; pero creo que, si alguna vez ocurre lo que nadie quiere, será por un vulgar fallo o porque todo se gasta en algún momento, como el “viejo hopi hacedor de muñecas” del poeta británico en Una muerte en el desierto, a quien se presenta la Parca mientras saca “a un burro a golpes/ de su trozo de tierra” (Poemas. En espera de las alegrías civilizatorias que nos pueda deparar el futuro inmediato, les recomendaré tres libros de viajeros de claras intenciones militares –las dos primeras, contra el imperio otomano– que, sin embargo, y a diferencia del tipo de información que se ha generalizado en nuestros días, son también ejemplares en el respeto y conocimiento del contrario, además de ser grandes obras en los tres casos: La embajada a Tamorlán (1406), de Ruiz González de Clavijo; El viaje de Turquía (1558), atribuido últimamente a López de Gómara o Bernardo de Quirós (el médico de Felipe II, no el dramaturgo del Siglo de Oro) y, por supuesto, ya que mencioné al principio a Andrés de Tapia, la imprescindible Historia verdadera de la conquista de Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo, que no se publicó hasta 1632.
Author: Jesús Gómez Gutiérrez
Published at: 2025-11-08 20:56:23
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