Luego, pasan años enteros en los que el legado del poeta se cubre de polvo en estantes lejanos de nuestro cerebro hasta tal punto que ni siquiera eres capaz de reproducir las líneas que solías preparar en la infancia para clases de literatura en la escuela con tal de obtener un sobresaliente sin entender quizás la obra en su totalidad. Pero para entonces era prácticamente imposible: el Imperio todavía se lamía las heridas de la revuelta decembrista de 1825, cuando un grupo de oficiales e intelectuales intentó derrocar a la familia real, aprovechando el vacío del poder que se había generado tras la muerte del zar Alejandro I. Aleksandr Sergeiévich que era amigo de muchos por no decir de todos los decembristas y no estuvo en la plaza del Senado en San Petersburgo solo por obra del destino. El Contemporáneo en la era de Pushkin no acumulaba ganancias, pero tenía algo más importante que eso: era un ladrillo más en el legado del poeta que, enredado en intrigas a finales de su vida y rodeado ya de una nueva pléyade de autores, buscaba una válvula de escape.
Author: RT en Español , RT en Español
Published at: 2025-06-30 19:05:00
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