Él siempre pensó que se trataba de la muerte personal, la muerte del individuo, hasta que un día se dio cuenta, en el contexto de la Guerra Fría, el contexto de su época, que se podía extrapolar a la vida en la Tierra, y se dio cuenta de que nuestro cerebro y emociones son todos parte de la naturaleza, pues todo está interconectado. El ensayo es particularmente poderoso por la gravedad y urgencia ante la amenaza nuclear, que no es diferente a la que estamos viviendo hoy, con las amenazas de Israel a Irán y de Rusia a Ucrania y a Europa. “La fácil tristeza expresada con tanta dulzura y delicadeza por esa frase (musical) repetida en unas cuerdas descoloridas, una y otra vez, ya no me llega como la vieja y familiar noticia del ciclo de la vida y la muerte […] he adquirido y guardado en mi afecto, hasta hace muy poco, otra rama de una idea que me es útil en mis horas oscuras: la vida de la Tierra es igual a la vida de un organismo: el gran ser redondo posee una mente: esa mente contiene un número infinito de pensamientos y recuerdos: cuando me llegue la hora, podría hallarme flotando en una suerte de aire elevado, uno de esos pequeños pensamientos, que vuelven de la memoria de la Tierra: en ese sentido peculiar, estaré vivo”.
Author: Ana Cristina Vélez
Published at: 2025-11-30 14:05:22
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