El primer episodio de la centenaria historia del Pasaje Lodares hay que buscarlo en una desvencijada casa, situada en el número 32 de la calle Mayor, y cuya reparación urgente o demolición se ordenó por el Ayuntamiento albaceteño a Gabriel Lodares –era una propiedad heredada por su esposa–, teniendo en cuenta que el estudio realizado por los servicios municipales de arquitectura determinó que su estado era de “ruina”; además, se informó a Gabriel Lodares de que, de no ejecutar la orden municipal, se haría directamente por el Consistorio, pasándole con posterioridad la factura. Los planos del proyecto, que custodia como uno de sus grandes tesoros el Archivo Municipal de Albacete, están fechados en junio de 1925, como la memoria que los acompaña, y en los que se explica que el objetivo de Gabriel Lodares con este edificio no era otro que dotar a la ciudad de viviendas de alquiler, además de un pasaje con locales adecuados para el establecimiento de nuevos comercios para comunicar las calles Mayor y Tinte. Fue cuando llegaron las peluquerías de Teresa Molina y el Salón Americano, cuando un corte de pelo costaba una peseta; el Círculo de Bellas Artes; la floristería El Jardín de Niza; Las Cataratas, especialistas en artículos eléctricos; la Asociación de la Prensa de Albacete: el abogado y escritor José S. Serna y el también letrado y diputado de la Unión Republicana Maximiliano Martínez Moreno, junto con notarios, médicos y otros profesionales de todo tipo y condición.
Author: José Fidel López Zornoza
Published at: 2025-07-23 22:36:17
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