Para alcanzar la luz

Para alcanzar la luz


Octavio Paz contaba que sus amigos lo llamaban así “con una sonrisa” y sus enemigos, “con la boca torcida” (Tres recuerdos de Manuel Altolaguirre) y, quizá en demostración de que la frontera entre amistad y enemistad es muy difusa, Luis Cernuda, gran amigo suyo, llegó a afirmar que en su “afán de parecer un ángel” contribuyó a que no se conociera “al poeta admirable que en él hubo” (Desolación de la quimera), como si él hubiera tenido la culpa de que otros nacieran ciegos. La generosidad que achacaba correctamente al fundador de Sur (el “cazador de nubes”, en palabras de Lorca) era también suya y, de paso, de la no suficientemente reconocida Concha Méndez, como demuestra el hecho de que fueran ellos quienes publicaran el segundo poemario de Miguel Hernández (El rayo que no cesa) en sus Ediciones Héroe, cuando las bombas de los socios de Hitler ya empezaban a destruir lo que Antonio Machado definió con contundente claridad como “la España leal”. Ángel Caffarena, sobrino de Prados, escribió en cierta ocasión que la Generación del 27 se debería llamar “Generación de Litoral”; por mi parte, estoy más de acuerdo con Bergamín, quien propuso que se llamara “de la República” por el destierro que sufrió la mayoría de sus creadores en 1939; pero, en todo caso, es cierto que dicha revista tuvo un papel crucial y, en consecuencia, la propia generación sería inseparable de los dos poetas que fundaron Sur y Litoral y decidieron publicar a otras personas a costa de su tiempo y esfuerzo, incluso en situaciones verdaderamente difíciles.

Author: Jesús Gómez Gutiérrez


Published at: 2025-12-13 20:54:50

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