De la Cruz señala que, a veces, aparecen estudios que pretenden cuantificar económicamente los impactos positivos de las bibliotecas pero que, en su opinión, “no sirven de nada”: “Su existencia se defiende solo desde el punto de vista de lo comunitario, nunca podrá entenderse desde la rentabilidad económica”, asegura para recordar anteriores trabajos en bibliotecas públicas donde los jubilados leían el periódico, los chavales de instituto estudiaban, acudían a los clubes de lectura las mujeres mayores –eran todas mujeres, observa–, exponían los alumnos de talleres municipales, había libros de las minorías migrantes más representadas en el barrio, se acercaban los vecinos a pedir ayuda para rellenar currículum, llegaban padres primerizos con cara de sueños en busca de socorro, investigaban personas muy listas que se habían quedado fuera de los circuitos universitarios… Las ideas de autogestión frente al avance constante de la privatización son las que sostuvo la desarrolladora de software y neurocientífica Alexandra Elbakyan, quien utilizó una serie de argumentos filosóficos, éticos y pragmáticos para justificar la creación de Sci-Hub, una plataforma que proporcionara acceso gratuito a artículos científicos de pago gestionados por grandes editoriales académicas, a pesar de que los autores no reciben ni un céntimo de ese dinero. “Archive.org es mucho más que una biblioteca”, defiende Alejandro Salamanca, “es un archivo audiovisual, puedes encontrar películas iraníes de los años 70 con los subtítulos en castellano que ha hecho un señor de cuenca o, también películas que no encuentras en ninguna plataforma”, continúa para señalar que, en la actualidad, “vivimos en una época en el que el acceso a la cultura es más fácil que nunca —también económicamente—, yo puedo meterme en YouTube y encontrar la grabación de un concierto de hace 50 años en la otra punta del planeta”, ejemplifica.
Author: Clara Nuño
Published at: 2025-04-15 20:31:52
Still want to read the full version? Full article