Y cuando suena la voz de Bowie con escasos 23 años en esa grabación de 1969 y Tat Meager va golpeando los platos de la batería, la obra se abre invitando al espectador a volver a disfrutar con esa canción que lleva años oyendo como banda sonora de cualquier mercadería espuria. El montaje, además, apoyado en ese imaginario, vira sin dificultad a un estilo pop, híbrido y juguetón que le va a la perfección para reivindicar el amor como arma disidente o lo cursi como el nuevo punk; y, al mismo tiempo, denunciar lo mucho que tiene la alta cultura de machirulismo impuesto, de rigidez racionalista. Velasco llevaba dos obras, Talaré a todos los hombres de la faz de la tierra (2019) y Primera sangre (2024) luchando en escena con su pasado, un pasado lleno de pasajes oscuros, de relaciones tormentosas, donde con quien primero se enfrentaba la artista era consigo misma y su tendencia a autoinfligirse dolor, a culparse.
Author: Pablo Caruana Húder
Published at: 2025-04-29 20:21:27
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