Los últimos autoestopistas o por qué ya nadie viaja a dedo: "Si no pagas por algo, eres sospechoso"

Los últimos autoestopistas o por qué ya nadie viaja a dedo: "Si no pagas por algo, eres sospechoso"


Levantar el pulgar era una práctica de lo más extendida entonces, alentada incluso por las autoridades para fomentar el ahorro de gasolina y la solidaridad en la II Guerra Mundial, pero desde hace décadas la historia del autoestop es la del declive de este método de transporte hasta rozar la extinción. “Se ha notado muchísimo”, arranca Albert Casals, de 35 años, con dos décadas de autoestop a sus espaldas y más de cien países recorridos a dedo, desde España a China y de Nueva Zelanda a la mayoría de Sudamérica. En síntesis, dice, las explicaciones –y sus partidarios– se dividen en dos tipos: aquellas que apelan a un cambio de mentalidad de la población (más miedo, más desconfianza, más individualismo, más planificación), y las que descansan sobre un cambio de usos y tecnologías: hoy tenemos más coches por habitante, vuelos más baratos, autopistas vetadas al autoestop y, por si fuera poco y para darle la puntilla, apps en el móvil para compartir vehículo.

Author: Pau Rodríguez


Published at: 2025-08-02 19:38:43

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