Es cierto que las obras de los frankfurtianos aportaron en discusiones sobre las industrias culturales, la cultura de masas, el papel del arte, la mercantilización y la emancipación, la comunicación y la manipulación social, etc., pero parte de esos problemas también eran abordados desde los aportes que Antonio Gramsci había hecho sobre la cultura y la hegemonía, con la ventaja de que Gramsci permitía pensar el problema del folclore o la cultura y el saber populares, el sentido común, etc., tal como lo había puesto de presente Fals Borda en su recepción del pensador italiano. La idea de los frankfurtianos de suprimir el sufrimiento y la “vida dañada” (Adorno, 2017), su apuesta por la justicia, la denuncia de la miseria y el dolor de las víctimas del capitalismo, se avenía bien con la apuesta de Dussel de la liberación de las víctimas del sistema, de los excluidos, de los oprimidos, de los periféricos. La Teoría Crítica tenía, pues, puntos ciegos en su lectura de la conformación de la modernidad, pues tanto la primera generación como la segunda la concebían como un constructo intra-europeo, mientras la filosofía de la liberación y el pensamiento decolonial hicieron una lectura donde las relaciones dialécticas entre el centro y la periferia, el extractivismo del oro y de la plata, pero también el extractivismo epistémico, etc., fueron claves en la configuración de la modernidad tal como la conocemos desde el siglo XVIII.
Author: Damian Pachon Soto
Published at: 2025-07-16 14:41:14
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