El campamento, en una extraña maniobra aperturista de uno de los países más aislados del mundo, abrió sus puertas con el propósito de fomentar las relaciones de Pyongyang con otras naciones, sobre todo con aliados de la Guerra de Corea, China y Rusia, que pasaron un par de décadas apoyando los intercambios culturales, aunque estos solo iban en una dirección porque los niños norcoreanos, exceptuando hijos de dirigentes políticos o generales, no se movían de sus casas. A principios de julio, en un hotel de lujo a pie de playa en Wonsan, en el balneario de Kim, pasó un par de noches el Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, quien estaba de visita para reafirmar la interesada alianza estratégica entre Moscú y Pyongyang: tropas y municiones a Rusia a cambio de asistencia económica y tecnología militar para el desarrollo del programa nuclear y de misiles balísticos. La visita de Lavrov a Corea del Norte siguió a un viaje en junio del principal funcionario de seguridad de Rusia, Sergei Shoigu, quien se reunió con Kim antes de anunciar que Pyongyang enviaría miles de trabajadores de construcción militar y desminadores a la región rusa de Kursk para ayudar a reconstruir el área devastada por la guerra.
Author: Lucas de la Cal
Published at: 2025-08-24 22:00:26
Still want to read the full version? Full article