Al terror de estas ruidosas máquinas cazadoras de tanques, helicópteros, transportes y humanos se le añade ahora un efecto colateral que nadie imaginaba: el frente se está llenando de telarañas de cables blancos que a veces cubren campos enteros, bosques y pueblos con posiciones rusas y ucranianas a cada lado. Una catástrofe en ciernes que crece exponencialmente con cada misión y amenaza el futuro de buena parte del país: kilómetros de finos cables de plástico que, tendidos desde un cartucho que lleva el propio dron durante su vuelo, se abandonan en el suelo tras el ataque. "Forman peligrosas redes a través de árboles y claros que supondrán un riesgo significativo de enredo y muerte para muchas especies, incluidas aves y murciélagos amenazados, en los años venideros", alerta Charlie Russell, investigador de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) especializado en el impacto de la guerra en las aves migratorias.
Author: Jesús Díaz
Published at: 2025-08-04 15:39:00
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