En el caso de la creación de estas prisiones, se decía que las mismas se organizaban ante la ineficacia que tenían los arrestos temporales de aquellas mujeres que ejercían la prostitución, problema de inmoralidad que en esos momentos (recordamos, noviembre de 1941) se padecía “como consecuencia de la época de descristianización que imperó en España en los últimos años hasta el advenimiento del Glorioso Movimiento Nacional”. Aunque la prostitución es una práctica tan antigua como la propia humanidad, el autor del reportaje no dudaba en cargar las tintas de la culpabilidad de la misma en los “rojos descreídos” faltos de toda conciencia, en “los matrimonios celebrados ante el comisario político, rotos por la fuga a Francia [alusión a quienes marcharon al exilio tras la derrota republicana]” o en la “deshonra subsiguiente a tantas uniones ocasionales de aquella triste época de desenfreno”. Coincidiendo con este aumento en las asignaciones para el mantenimiento de las reclusas, el doctor Ángel Sopeña elevó a la Dirección General de Deportes y al Patronato para la Redención de Penas un detallado informe sobre el estado de salud de las internas en la población toledana, resaltando que habían recuperado rápidamente la salud, desaparecido las enfermedades contagiosas y que entre ellas no se había registrado ningún caso de aborto, llegando todos los embarazos a término en buenas condiciones.
Author: Enrique Sánchez Lubián
Published at: 2025-05-21 18:08:53
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