A pesar de la monumental presión —no exenta de veladas amenazas— que Pedro Sánchez, personalmente, y su gobierno han ejercido sobre nuestros socios comunitarios para que votaran favorablemente a la inclusión del catalán y, en consecuencia, del esukera y del gallego como lenguas oficiales en la UE, los 27 han decidido aplazar este martes la votación ante las dudas legales, financieras y políticas que ha despertado entre los representantes de varios países esta disparata exigencia del golpista prófugo Carles Puigdemont al Ejecutivo español. Ya resulta vergonzoso que, con una guerra a las puertas de la UE como la que asola a Ucrania o con una política arancelaria que tanto afecta a los europeos como la de Trump, el gobierno de Sánchez no tenga otra cosa que llevar al Consejo de Asuntos Generales de la UE que esta exigencia de los separatistas; una exigencia que tendría un coste para todos los españoles de más de 132 millones de euros al haberse ofrecido el Gobierno español a sufragar su coste cuando, en el caso de las lenguas oficiales de los Estados miembros, lo sufraga la propia UE. Con las cosas que España tiene que negociar en la UE relacionadas con la agricultura, el comercio o la energía, que la prioridad de nuestro cuerpo diplomático tenga que ser, como el ministro de Exteriores Albares ha manifestado sin rubor ante nuestros embajadores, el reconocimiento de nuestras lenguas regionales como lenguas oficiales de la Unión Europea, es un autentico disparate.
Author: EDITORIAL
Published at: 2025-05-27 20:09:32
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