A la luz de las recientes noticias procedentes de Bruselas, como la propuesta de la Comisión Europea de que cada ciudadano se pertreche de un “kit de supervivencia para 72 horas” en previsión de una guerra o alguna otra calamidad por el estilo, o las palabras del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, elogiando el gasto en defensa de Polonia (cercano al 5% del PIB) y prometiendo “una reacción devastadora contra cualquiera que nos ataque”, cabe interpretar que el fantasma del alarmismo, más que recorrer Europa, ha sentado en ella sus reales. Precisamente mientras en Arabia se celebran las primeras negociaciones de cierta enjundia en tres años para tratar de alcanzar una tregua o cosa tal en Ucrania, parece que si en el viejo continente a alguien se le ocurre hablar de paz le espetarán, como hacía John Cleese en la versión doblada al castellano de la famosa escena de La vida de Brian, aquello de “¿la paz? Dejando de lado la puesta en escena de lo del kit, que ha sido ya censurada ubique (un video pseudohumorístico en que la Comisaria de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis se saca del bolso una caja de cerillas gigante y explica las virtudes de las navajas suizas), no puede uno sustraerse a la impresión de que el propósito de todo esto sea precisamente generar en la población un estado de aprensión que alimente la aquiescencia para con los fabulosos incrementos del gasto en defensa que se han anunciado hace poco.
Author: Carlos López Gómez
Published at: 2025-03-29 20:55:42
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