Con el tiempo reunió una colección de aparatos únicos, algunos rescatados por muy poco del olvido, consciente de que cada uno era un pedazo irrepetible de la historia de la escritura mecanizada. Para resolver el dilema de cómo representar miles de caracteres con unas pocas teclas, Lin ideó un sistema mecánico revolucionario: cualquier combinación de dos teclas activaba engranajes que mostraban hasta ocho caracteres posibles en una ventana central que bautizó como el "Ojo Mágico", permitiendo al usuario elegir el adecuado. Mullaney entendió que posiblemente era el último que podía comprender lo que estas máquinas representaban: los dilemas lingüísticos de una civilización, las aspiraciones tecnológicas de una nación entonces marginada, o incluso la elegancia desesperada de un inventor visionario.
Author: Miguel Jorge
Published at: 2025-07-26 16:30:36
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