El tinglado por el que Austria hizo el ridículo bestial empieza con la larga espera de los feroces turcos, que demoraron la llegada al combate más de lo previsto, como en un gag de Gila. Al cansancio de guerrear sumaban la escasez de alimentos, los estragos de la malaria y la disentería, el asco puro de no saber ya qué. Al otro lado del río, en los distintos asentamientos de las huestes austrohúngaras, escucharon los aullidos de espanto de los combatientes y de los heridos, los disparos, el relincho histérico de los caballos.
Author: Antonio Lucas
Published at: 2025-07-28 19:34:29
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