Así, tras una inversión de 8 millones de euros, el Ayuntamiento pudo inaugurar la Geoda de Pulpí en 1999, incorporándose más tarde un moderno centro de visitantes y una sala complementaria en Pulpí para conocer mejor las maravillas de los minerales. Tras repasar las normas de acceso, entre las que se incluyen la prohibición de hacer fotos, tocar los minerales o llevarse muestras de cualquier tipo, así como la obligatoriedad de llevar casco -que te proporcionan allí mismo-, la visita transcurre entre galerías, pasadizos y espacios perfectamente acondicionados donde se ha mantenido la huella de los mineros recordando su difícil labor diaria a lo largo de las décadas, manteniendo objetos que dejaron como latas de comida, ropa o zapatos, así como útiles de trabajo. Además, a lo largo del recorrido se contemplan muchos minerales luminiscentes de gran belleza que relucen con colores casi mágicos en la oscuridad, y sorprende también la diversidad de espacios subterráneos que ocultan las galerías, con salas de grandes bóvedas repletas de formaciones que sobrecogen al visitante, como la llamada Catedral, de 42 metros.
Author: Liliana Fuchs
Published at: 2025-05-04 17:01:53
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