 
                    Y aunque solemos pensar que vivimos en una época distinta, basta mirar alrededor para comprobar que ese patrón persiste: Sudán se desangra en una guerra que el mundo apenas nota y menos le importa, Corea del Norte sigue encerrada entre muros dogmáticos y feroz represión; la Franja de Gaza vive una tragedia humanitaria sin salida en la que Benjamín Netanyahu se ríe de las reglas, y en buena parte de África, la violencia lleva décadas sustituyendo al diálogo. No se trata de un colapso repentino, sino de una erosión más lenta: la pérdida de confianza en las instituciones, el desprecio por la deliberación pública, el debilitamiento de los controles, la desinformación usada como arma política y el creciente desdén hacia la prensa y la crítica. También aquí hay signos visibles: la polarización creciente, la hostilidad hacia las instituciones, la erosión del diálogo público, la fulminación discursiva de la división de poderes y un clima de desconfianza que se disfraza de cinismo.
Author: José Daniel Rodríguez Arrieta
Published at: 2025-10-30 19:58:50
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