La cosa es que los toros que atraparon al colombiano y al murciano no respondían, como se podría imaginar, a los parámetros más terribles de esta ganadería, sino que se prestaron para el toreo con su importancia y las aristas derivadas de la casta. Sobre todo para un Juan de Castilla heroico, que se quedó con la miel en los labios después de haber salido a triunfar en Pamplona con una fórmula infalible que en estos San Fermines aún no se había visto: a tumba abierta. Lo quiero recordar con especial tristeza ahora que los herederos de aquel tentáculo de ETA ocupan el edificio que fue símbolo del dolor de un pueblo y cuando la euskaldunización de Navarra avanza a cara descubierta.
Author: Zabala de la Serna
Published at: 2025-07-12 19:58:50
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