Los otros, los posteriores a la verdad, los ya precarios y polarizados, los de la democracia ya dilapidada, tienen bien claro que sus bueyes son los que son y que con ellos toca arar, aunque la tierra no sea suya. El texto de Chaves Nogales -entonces exiliado de la guerra civil española, un fichado por la Gestapo que pondrá rumbo a Inglaterra-, explica hasta qué punto la claudicación de los demócratas es la claudicación de la democracia. No envejece ni prescribe la amargura de Chaves Nogales que Vigorra ha traído a manera de cierre y lee de viva voz como advertencia: «Yo he sentido la amarga decepción de esos cientos de miles de hombres que, perdida su patria por la expansión triunfante de la barbarie totalitaria, llegaban a Francia creyendo encontrar el baluarte de la democracia y la civilización se encontraban con un nazismo vergonzante, larvado, con el cadáver maquillado de una República Democrática en cuyas entrañas podridas germinaría la gusanera del totalitarismo».
Author: (abc)
Published at: 2025-11-08 18:02:49
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