Diría que, si no malo, el reencuentro fue decepcionante, irregular, frustrante... Creo que si una banda se sube al tren de monetizar la nostalgia, totalmente lícito, debe dar a los fans que se gastan 100 euros en verles lo que esperan, hits, y no hacerse los guays: "Nosotros no somos Oasis, os sacamos la pasta igual, pero por cada canción que deseáis os vais a comer tres que ni recordabais". El problema, y aquí empiezan mis dudas, es que a casi todos mis amigos cuyo criterio respeto les encantó (o eso dicen), mientras que mi disgusto me aproxima a lo que leo y escucho a gente que detesto, señoros enfadados porque el mundo cambie y ya no puedan dejarse el pelo largo: "Todo era mejor cuando yo (creía que) lo petaba". Y tú, ahí en medio, pensando que no estuvo mal, pero no fue una noche transformadora ni mágica ni otro adjetivo grandilocuente que viralice, que se nos esté yendo la mano con darle épica a todo, que no todo es un acontecimiento y, a veces, un concierto sólo son un par de horas que olvidarás en unos meses, exactamente igual que nadie recordará esas stories con vídeos cutres y muchos signos de exclamación cuyos corazoncitos repasas ya en la cama: "Buah, cómo molo".
Author: Iñako Díaz-Guerra
Published at: 2025-11-06 20:30:23
Still want to read the full version? Full article