Karate Kid: Legends: Tan simple que enternece (**)

Karate Kid: Legends: Tan simple que enternece (**)


Se quebró la tendencia a la igualdad y la redistribución que tras la Segunda Guerra Mundial había sido la guía de las economías desarrolladas (Piketty dixit); los sintetizadores (como el Auto-Tune de ahora) llenaron de ruidos vergonzantes la música pop, y el cine estadounidense abrazó con furia el esquema de Alto concepto o, en inglés original, High concept, que básicamente dio cuerpo a Top Gun, Rocky o, en efecto, nuestro Karate kid y su patada de la grulla. El patrón era siempre el mismo: se anunciaba el tema, argumento o propósito en el primer acto y, sin que mediaran más explicaciones, se resolvía el dilema propuesto mediante un reto en los dos siguientes, que en verdad era un solo acto con la coda de una secuencia final muy frenética (y memorable). Allí (o aquí, en la terminología de la propia cinta) se las tendrá que ver con el abusador tipo que igual te receta una hostia que te sube los aranceles que te receta una hostia mientras te sube los aranceles.

Author: Luis Martínez


Published at: 2025-08-06 19:24:57

Still want to read the full version? Full article