Eran las 15.000 almas que acudieron a ver Juan Luis Guerra y que rezaban para que la interrupción, en principio por media hora del concierto por culpa la lluvia no se convirtiese en una suspensión definitiva. Un hombre de bufanda azul y traje a juego con su orquesta (qué lujo de músicos) capaz de obrar un milagro: que en los tiempos en los que hasta Coldplay es más famoso por una cámara indiscreta que por su música a él le baile y le cante más gente de la que le apunta con el móvil. Empezó a llover en serio sobre la villa turística, con el viento haciendo de las suyas al lado de la playa de Silgar, y Juan Luis Guerra dijo que paraba las máquinas treinta minutos para ver si escampaba.
Author: María Hermida
Published at: 2025-07-19 20:57:00
Still want to read the full version? Full article