Se mudó entonces a Punta del Este, en Uruguay, donde abrió una pequeña librería en su casa, El Yelmo de Mambrino, y contactó con algunos de los que serían sus amigos el resto de sus días: el poeta Rafael Alberti, la actriz Carmen Antón que había formado parte de La Barraca de Lorca, o su marido el pintor y escenógrafo Gori Muñoz. La existencia material de los exiliados no era sencilla y en la de Súarez ni siquiera sus descendientes saben con exactitud de qué vivió: sí que hizo fotoperiodismo para La Prensa de Buenos Aires o el uruguayo El Día, vendió libros o incluso alfombras de esparto que importaba de España y estaban de moda en América. Su contacto con la Nueva Objetividad, que Albert Renger–Patzsch expresó en fotografía con la exploración de encuadres poco habituales, o con la Nueva Visión en la que destacaba el soviético Alexander Rodchenko, se produjo en Salamanca, donde Suárez estudiaba derecho y a donde se había llevado la cámara de fotos regalo de su padre cuando terminó el bachillerato en Ourense.
Author: Daniel Salgado
Published at: 2025-07-05 21:09:11
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