En sus 35 años al frente del país, ha endurecido la persecución de la disidencia y ha ampliado el control de las instituciones, mientras en paralelo se hacía fuerte en Oriente Medio con su Eje de Resistencia y amedrentaba al mundo con sus avances nucleares -aunque siempre ha defendido que tienen un fin pacífico-, que han sido castigados con sanciones internacionales que tienen profundamente tocada la economía nacional. Los deberes designados para el rahbar (el líder supremo) están enumerados en el artículo 101 de la constitución y van desde determinar la dirección política del Ejecutivo (en consulta con un comité asesor pero manteniendo la última palabra) hasta comandar las fuerzas armadas, declarar la guerra, la paz y la movilización de las fuerzas armadas, e indultar o conmutar sentencias por recomendación del jefe del poder judicial. Escribe la periodista Ángela Rodicio en su libro El jardín del fin: Un viaje por el Irán de ayer y hoy (Debate, 2011): "Un líder relativamente fuerte puede conducir el país hacia el cambio gradual -para bien o para mal, dependiendo de la perspectiva de cada uno-, mientras que un líder débil podría ser explotado o dominado por los otros centros de poder, como la Guardia Revolucionaria.
Author: Carmen Rengel
Published at: 2025-06-29 16:29:46
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