Se trata de un entramado de intereses donde destaca el propio patrocinio y financiación del festival: desde 2020, el principal patrocinador de Eurovisión es Moroccanoil, una empresa de cosméticos de origen israelí que realiza el 80% de su producción en Israel y tiene una presencia continua en el certamen, desde su aparición en todas las cortinillas y escenarios hasta el estilismo de los artistas. Junto a las polémicas votaciones, en redes sociales se han ido viendo una serie de vídeos que redundan en la idea de que el televoto tiene poco que ver con el deseo de los auténticos fans del certamen: abucheos constantes en la actuación de Israel, banderas palestinas que no han podido ser escondidas por realización, expulsiones de espectadores en los ensayos... el contraste entre los eurofans (incluso entre los que abogan por lo imposible: que el certamen sea apolítico) y el televoto mediatizado por medios y órganos pro-Israelíes es más acusado que nunca. También es injusto decir que todo el televoto, por roto que esté el sistema, estaba mediatizado por intereses políticos: la trayectoria en el festival de Israel demuestra que sus temas tienen defensores genuinos: la polémica de su presencia solo data de hace un par de años, pero históricamente Israel ha salido bien parada de las votaciones desde los setenta.
Author: John Tones
Published at: 2025-05-19 17:46:13
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