Su "lista de sorpresas", desplegada en el último mes y contraria a la voluntad del primer ministro, Benjamin Netanyahu, incluye la negociación directa con Irán (plan nuclear), el canal secreto con Hamas (liberación del estadounidense-israelí, Edan Alexander, tras 584 días de cautiverio en la Franja de Gaza), el levantamiento de las sanciones a Siria (bajo el régimen del que fuera líder yihadista Ahmed al Sharaa), el cese de la ofensiva aérea contra los hutíes en Yemen (sin condicionarlo a que frenen sus ataques contra Israel) y, quizá, la posibilidad de permitir el plan nuclear civil a Riad e incluso de vender cazas F-35 a Arabia Saudí y Turquía (poniendo en peligro el compromiso de garantizar la ventaja militar cualitativa israelí regional conocida como QME). Sin embargo, el primero prioriza la vía diplomática en el primer caso y se alinea más con el mensaje de Riad y Doha de poner fin a la guerra en la devastada Gaza, permitir la vuelta de los secuestrados y evitar un deterioro de la crisis humanitaria tras dos meses de bloqueo. Adjuntando la foto de la cumbre en Arabia Saudí, el jefe de la oposición, Yair Lapid, denuncia que "Israel tenía dos opciones: entrar por sexta vez en Jan Yunis [sur de Gaza] para contentar a Smotrich y Ben Gvir [dos ministros ultranacionalistas que advierten con tumbar el Gobierno si cesa la ofensiva] o sentarse a la cabecera de la mesa en Riad participando en acuerdos históricos y con todos los secuestrados en casa.
Author: Sal Emergui
Published at: 2025-05-14 22:03:57
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