La primera vez que Olivia de Miguel Crespo (Logroño, 1948) entró en contacto con un idioma que no era el suyo fue en Biarritz, localidad a la que viajó a principios de los años sesenta desde Burgos para visitar a su madre, que estaba exiliada en Francia. De Miguel se enfrentaba, en plena adolescencia, a una situación familiar complicada y lo hacía en una lengua que no entendía y en la que no podía expresarse. Durante esa estancia de verano durmió en la habitación de su tía abuela Justine, "una mujer luchadora y resuelta, miembro de la resistencia durante la Segunda Guerra y una gran lectora, que acumulaba en su habitación cientos de libros", define De Miguel en Apasionadas preferencias: la mirada del traductor, un texto editado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas que vio la luz el pasado mes de abril.
Author: Emelia Viaña
Published at: 2025-08-30 19:06:46
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