Cada fenómeno tiene una explicación racional: las hadas o brujas son curanderas conocedoras de las propiedades medicinales de las plantas, algo que enlaza con la caza de brujas histórica; la muerte no la causa una maldición, sino las epidemias y la guerra; las disputas por el trono no surgen de un encantamiento, sino de los intereses por el poder y la corrupción política. De manera secundaria, la generosidad de Flora al legar su conocimiento para salvar a la princesa y los sacrificios de la reina por concebir –asunto que entronca con el peligro de caer, por la desesperación, en manos de charlatanes– son asimismo demostraciones de afecto, de generosidad. Incluso cuando surge el cariño entre un hombre y una mujer –porque la novela también tiene su dosis de romance, por supuesto– este es más sano que en los cuentos, a saber: se fundamenta en el respeto mutuo, no surge de un mero flechazo, el compromiso se va consolidando con el tiempo y, ante todo, encontrar pareja no es el destino último de los personajes, no se identifica como la felicidad suprema.
Author: Cristina Ros
Published at: 2025-10-11 20:38:02
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