Los jesuitas, la sección más traidora de la Iglesia Católica hasta que Paco I presentó el mérito de los franciscanos, han educado a varias generaciones de políticos izquierdistas con el resultado habitual en la Compañía: todos hicieron carrera política unidos por el odio a la Iglesia Católica, principal seña de identidad de la Orden en su obra educativa. Es incomprensible, por tanto, la inquina izquierdosa contra los centros de orientación cristiana, ahora que la Iglesia es una comuna de progres dirigida por un viejo comunista que ya no proclama el magisterio de los Santos Padres, sino que se dedica a defender los objetivos del milenio, la Agenda 2030, la supresión de las fronteras, la regularización de los inmigrantes ilegales y a luchar contra el cambio climático y Donald Trump, los dos grandes dramas teológicos de nuestro tiempo. Herederos, a la sazón, de los apóstoles y continuadores de su tarea de propagación del mensaje de Cristo, los obispos repudian la llegada a la presidencia de EEUU de Donald Trump (si fuera católico lo hubieran excomulgado) por ser "un elemento catalizador para precipitar la quiebra del orden internacional establecido después de la II Guerra Mundial", exigen "la creación de un modelo económico más justo y equitativo" y denuncian la guerra de Gaza.
Author: Pablo Molina
Published at: 2025-04-01 21:31:36
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