Crepitaba el aire de El Puerto, a más de 30 grados el baño turco, pero no se trataba de la temperatura ambiente, sino del ambientazo desatado en torno al choque entre Morante de la Puebla y Roca Rey, el agarrón, que dicen por México. A las 20.05 Morante había pisado reconstruido el ruedo más grande de España: un toro de Garcigrande le había molido el cuerpo la noche anterior en Marbella, y fue necesario infiltrarle, en la propia habitación del hotel portuense, a la altura de la cadera, en la cabeza del fémur, donde acusó la golpiza. La Real Plaza de El Puerto prorrumpió en una ovación cerrada hacia el maestro, por la gloria vertida la pasada semana sobre esta misma arena, por tantas acumuladas, por el esfuerzo de venir, por el año de antologías concatenadas y su entrega absoluta.
Author: Vicente Zabala
Published at: 2025-08-09 21:08:24
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