La inestabilidad social vivida durante la transición política y la instauración de un régimen democrático a partir de 1978, sumada a las dificultades que entrañaba abordar la transformación de una economía cerrada, lastrada con excesivas regulaciones y un sistema fiscal muy precario, y las consecuencias de las crisis del petróleo (1973-74 y 1979-1980), que truncaron el período expansivo de la mayoría de economías desarrolladas y exigieron a los bancos centrales adoptar políticas monetarias muy restrictivas para atajar las elevadas tasas de inflación, marcaron un período que, como ya he adelantado, podría denominarse la Década Negra de la economía española. Aznar en sus dos mandatos (1996-2000 y 2000-2004) y Rodríguez Zapatero en los tres primeros años de su primera presidencia (2004-2008) recibieron una economía favorecida por potentes vientos de cola, atribuibles a las cuatro devaluaciones de la peseta implementadas entre 1992 y 1995 y a las pronunciadas reducciones de tipos de interés implementadas por el Banco de España para cumplir los requisitos de entrada en la Unión Económica y Monetaria y adoptar el euro como moneda, dejando la peseta para la historia. No obstante las dificultades, hay que reconocer que los resultados de las presidencias de Rajoy superan holgadamente a los obtenidos por los gobiernos de Sánchez, pese a que estos últimos han recibido cerca de 80.000 millones de euros de transferencias de Bruselas desde el segundo semestre de 2021 hasta finales de mayo de 2025 y la deuda pública ha aumentado en nada menos que 487.255 millones desde el segundo trimestre de 2018 al segundo trimestre de 2025, y continúa creciendo.
Author: Clemente Polo
Published at: 2025-11-19 23:29:18
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