Los problemas se han multiplicado en los últimos meses: a principios de este julio, Pekín prohibió la compra de dispositivos médicos de la UE por parte del Gobierno, en represalia a la imposición por Bruselas de normas para el equipo médico chino, y eso se vino a sumar a una disputa persistente sobre la imposición de aranceles por parte de la UE a los coches eléctricos fabricados en China el año pasado, más los aranceles de represalia de Pekín a las bebidas alcohólicas europeas, como el brandy, o las investigaciones sobre el porcino. En la videoconferencia preparatoria del encuentro, el martes, en la que participaron el ministro de Comercio del país asiático, Wang Wentao, y el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, Pekín volvió a quejarse por esto, aunque luego el comunicado conjunto de la conversación fue diplomático: "Ambas partes mantuvieron una discusión sincera y en profundidad sobre la cooperación económica y comercial entre China y la UE y cuestiones clave", señala. "También podría haber un entendimiento general que establezca que la inversión mutua en tecnología verde debe tener en cuenta tres asuntos de capital importancia para las dos partes: (1) La localización de la producción, es decir, que se genere empleo y valor añadido en el lugar de destino, tanto en Europa como en China; (2) La importancia de desarrollar tecnología de manera conjunta por el bien común; y (3) diseñar un marco de gobernanza de los datos que se generen a través de esa tecnología para que la seguridad nacional no se vea comprometida ni del lado europeo ni del chino", profundiza.
Author: Carmen Rengel
Published at: 2025-07-23 18:22:09
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