En medio de la guerra, el Líbano vivió un día de fiesta por el papa León, pero teme por el día después

En medio de la guerra, el Líbano vivió un día de fiesta por el papa León, pero teme por el día después


Feriado nacional por la breve visita del papa León XIV, miles de personas salieron a la calle para saludar su paso y vivar su mensaje de paz y reconciliación, en medio de avenidas repletas de afiches dándole la bienvenida y con banderas del Vaticano y del país de los cedros, que también se vendían en las esquinas, como si se tratara de un Mundial. Más allá del clima de fiesta y del primer gran baño de multitudes para el tímido León XIV -que parecía emocionado-, para los casi 6 millones de habitantes de este diminuto país -símbolo de coexistencia entre cristianos (cada vez menos, cerca del 30%) y musulmanes (la mayoría), mosaico de etnias y con más de 1 millón de refugiados sirios-, las 48 horas con el Papa estadounidense en su tierra, fueron sólo un paréntesis, un respiro, que terminará mañana, cuando el pontífice dará una misa y volverá al Vaticano. Al final de una jornada en la que el Líbano se sintió, por fin, al centro del mundo, León tuvo un encuentro con miles de jóvenes en otro lugar magnífico, con vista al mar: en la plaza que se levanta frente al patriarcado de los maronitas, en la pequeña ciudad de Bkerké, situada a 650 metros de altura, también sobre la misma bahía de Jounieh.

Author: Elisabetta Piqué


Published at: 2025-12-01 19:19:38

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