Los sueldos no dan para afrontar un alquiler y menos una hipoteca, los precios de la vivienda siguen disparados y, entre la inflación y la falta de estabilidad laboral, marcharse de casa es un sueño cada vez más lejano. La mayoría de los veinteañeros de los 80 y 90 solo teníamos a nuestra madre (el padre trabajaba, trabajaba y trabajaba) y, los más afortunados, a algunos de los abuelos". "En definitiva, cuando muchas personas critican la actitud de los jóvenes respecto a su trabajo, nivel de ahorro y gasto, número de viajes, etc., deberían pensar si, como padres, por acción u omisión, han contribuido decisivamente a la actual manera de vivir de sus hijos", concluye tajante el doctor en ciencias económicas y empresariales.
Author: Redacción Actualidad
Published at: 2025-11-09 20:07:39
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