La OTAN hablaba el año pasado de alcanzar el 3,5%, pero Trump llegó a la Casa Blanca en enero y se sacó de la chistera la cifra del 5%, y al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, le faltó tiempo para idear un camino: un 3,5% de gasto militar clásico más un 1,5% más laxo en el que entrarían infraestructuras, ciberseguridad, fronteras, etc... Y, con eso, pensaba que podría cuadrar el círculo de haber dejado una década para pasar del 1% al 2% y ahora querer saltar al 5%. El contexto dejaba dos opciones: o el Gobierno decía que sí –aunque fuera para no cumplir, como han hecho otros socios europeos–, con la bronca que eso supondría en España con su base social y parlamentaria, o decía que no, con la bronca que eso podría suponer con Donald Trump, el hombre que insulta, que humilla, que avasalla y que es el principal referente de la Internacional Reaccionaria mundial. Pero solo España ha alzado la voz, aunque Rutte diga que ese 2,1% será un 3,5%, aunque haya dudas en la OTAN de que el 1,5% extra esté siendo bien considerado, aunque en la Alianza Altántica estén convencidos de que la senda de gasto militar en España no puede hacer más que subir del 2% del PIB, por mucho que el Gobierno español diga que los técnicos del Ejército consideren el 2,1% suficiente.
Author: Andrés Gil, Irene Castro
Published at: 2025-06-25 20:12:57
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