Sixto V (r. 1585-1590) excomulgó a Enrique de Borbón, rey de Navarra, pero cuando éste se planteó volver al catolicismo para acceder al trono de Francia lo aprobó, aunque el príncipe era un ejemplo de "relapso con reiteración" por sus continuos cambios de religión; su última conversión a la fe en la que se le bautizó fue el séptimo. Felipe II y Enrique de Guzmán y Ribera, conde de Olivares, embajador en Roma entre 1582 y 1591, usaban de las recompensas de honor y de dinero con la finalidad de avivar el que Ochoa definía como "celo del "escuadrón hispánico"". El duque de Sessa, entonces embajador, replicó que los príncipes católicos tenían el derecho de procurar la elección de un papa que beneficiase a la Iglesia y a sus pueblos, y, en consecuencia, podían usar "medios dignos" para promover o aislar unas candidaturas en los cónclaves, siempre, eso sí, que quedase incólume la libertad de voto de los cardenales.
Author: Pedro Fernández Barbadillo
Published at: 2025-05-03 17:54:10
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